Corre, Corre Valeria
Había una vez dos
hermanas que vivían en el fondo del mar, si, eran unas princesas marinas, hijas
de los príncipes de las aguas y a pesar de que tenían el océano para ellas
solas, siempre estaban buscando aventuras fuera de ahí.
Sus padres no sabían qué
hacer para mantenerlas cerca, porque cuando menos lo esperaban, zuas! se
desaparecían. Le hablaban de los peligros, de los animales feroces y de las
tinieblas que absorbían todo y que nunca, nunca devolvían lo tragado, pero
ellas, muy valerosas y desobedientes, buscaban aventuras.
Cierto día, luego de
jugar en el palacio de perlas, lugar donde vivían y aburridas porque no
hallaban que hacer, cual compinches llamaron a su inseparable Binmin, duende
del fondo del mar, para escaparse y poder llegar hasta el portal de la luz,
sitio deslumbrante que tenía tesoros inimaginables y escondites fabulosos,
pero… estaba resguardado por el temible Angor, pulpo de 7 cabezas y favorito
del príncipe Rafiel, padre de las chiquillas.
Planearon todo y
salieron sigilosas en camino hacia el portal, Binmin las guiaba y a pesar de su
temor al príncipe, no podía negarse a la petición de las hermosas princesitas.
Luego de mucho nadar y de esconderse de los animales, por fin llegaron a ese maravilloso
portal, lleno de hadas, duendes, algas fosforescentes y animalitos
encantadores; pero lo que no sabían las pequeñas, era que les aguardaba una
terrible sorpresa: Cuando ya habían entrado y sorteado todos los obstáculos y
se dirigían a escalar una montaña increíble, hecha del más fino y exquisito
coral, escucharon un estruendo; era un rugido tan intenso y aterrador que se
quedaron paralizadas del miedo, Binmin no sabía qué hacer, estaba muy asustado
porque nunca había escuchado algo así.
Las princesitas
aterrorizadas, corrieron despavoridas por toda la zona y a cada momento se
tropezaban una con otra, pedían ayuda y no lograban salir del portal. El rugido
temible se iba acercando, cuando de pronto Valeska vio una luz que titilaba y
sabiendo que era un hada que les indicaba el camino, gritó: “Corre, Corre
Valeria!.
Al oír a su hermana,
Valeria presurosa la siguió junto a Binmin y lograron salir a tiempo del
portal. Todavía con mucho miedo, miraron a su alrededor y encontraron al Hada
Prisna esperándolas para reprenderlas por su desobediencia: No saben lo
peligroso que es el andar solas tan lejos de su hogar? les dijo, allí habita el
más fiero de de los pulpos del mar Angor y si no hubiera escuchado sus gritos,
quien sabe que hubiera sucedido y sus padres hubieran sufrido mucho.
Las niñas llorando
asintieron con sus cabecitas y le prometieron al hada que nunca más se
acercarían solas al portal. Creyendo en sus promesas el hada sonrió y les
indicó el camino de regreso al palacio.
Al llegar, entraron a
escondidas junto al fiel Binmin y se fueron a sus dormitorios. Sus padres no se
enteraron de la travesura y ellas contentas de estar a salvo en su hogar,
agradecieron a Dios y se acostaron a dormir.