PAPI
Hoy hace doce años que Dios te llamó a su reino Papito
querido y después de tanto tiempo aún siento tu ausencia. Sé que estás bien y
feliz porque me has visitado en mis sueños y en ellos, el lugar de la fantasía
y la verdad, me has abrazado con tus fuertes brazos y me he sentido protegida y
regocijada de verte tan alegre, como siempre lo fuiste.
Tus muchachas estamos bien, como sabrás, luchando y con la
cabeza en alto como nos enseñaste. Tus nietos fuertes, estudiosos, generosos y
guerreros de la vida.
Tienes cinco biznietos, oh! Papi cuanta alegría te hubieran
dado. Saben de ti, de su bisabuelito que está en el cielo y que nos cuida desde
allá.
Fuiste y seguirás siendo nuestro ejemplo de fortaleza,
responsabilidad, alegría y protección y hoy, añoro esos días de juegos y
desavenencias, porque gracias a ti me forjaron el carácter y el amor.
Te amo papi y algún día cuando Dios decida, me estarás
esperando con los brazos abiertos y tu eterno bigote, para darme la
bienvenida y guiarme por el mundo eterno
de Dios.
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